Me cuidan mucho!

Siempre que vuelvo de trabajar viajo con el colectivo lleno (horas pico), y nunca me falta la apoyada en la cola. Siempre son los mismos veteranos, aunque a veces se prenden otros. Eso es lo único que gusta de viajar parado y hasta que el colectivo empieza a vaciarse ¡pasan 50 minutos! ¡Yeaaahh! El primer contacto siempre es timido, lento y muy sutil. Cuando pasan más de tres minutos con apoyaditas intermitentes, me acarician la cola o veo que el desconocido está pegado a mi, empiezo a responder. Separo ligeramente las piernas, saco cola hacia atrás, muevo muuuuuy despacio la cola de un lado a otro, o miro hacia atrás con una sonrisa. Todo con mucho disimulo, para evitar que otros pasajeros puedan ver la escena. Entonces vienen las apoyadas más fuertes, que se dan cuando ambos disfrutamos de lo mismo. Varias veces tuve ambas manos de un desconocido en mi cadera y su bulto duro justo en la abertura de las nalgas. Puedo decir que tengo un atractivo para los adultos, como si supieran lo que me gusta. Por suerte, jamás me faltó la apoyada, la invitación a hacer un pete casual, las propuestas indecentes por dinero, los piropos, la tocada de culo, los maduros que se frenan con su auto y me invitan a tomar algo, las miradas que te comen y el sentir que (a veces) me desean más que a una mujer. No accedí a ninguna oferta casual. Excepto cuando me tocan el culo o apoyan, y algunas veces terminé con dinero en mi bolsillo de atrás del pantalón, o con algún teléfono anotado en papel. Pero hacerlos hervir me hace calentar mucho...