Experiencias

El censo que pasó a segundo plano...
Me anoté para censar este año. Nunca lo había hecho antes: me parecía aburrido, monótono y cansador. Era cierto que tendría que entrevistar a mucha gente, pero ya eso me hizo ir sin la actitud de levante. No me interesaba mucho. De 36 casas que me tocaron visitar, en una tuve una agradable sorpresa. Es ley que siempre, en cualquier ámbito de la vida, hay por lo menos un hombre que sabe distinguir lo que me gusta de verdad, y busca la manera de dármelo.

Cerca la de 11 a.m. toqué el timbre del sexto piso de un departamente en la zona de Belgrano. Me contestó un señor, que entre las opciones de bajar él a responder el censo y hacerme pasar, decidió darme la bienvenida. Me saludó, me presenté y subimos por el ascensor. Él entró primero, y yo después, dándole la espalda. Canoso, de bigotes, tan alto como yo y ancho de espalda. El ascensor era pequeño, así que podía sentirlo respirar, y de a poco me iba despertando un poco de calentura. Hasta ahí todo bien, pero mi imaginación no tenía que usarla para eso, sino para trabajar. Entré al departamento, lindo y bien arreglado, y me hizo sentar en un sillón. Me sirvió un café con masas finas, y se sentó enfrente mío, en un sillon de tres cuerpos. Empecé con la encuesta, pero me costaba evitar mirar su bulto que se marcaba notoriamente. Me puse nervioso, me trababa en las palabras y me inquietaban respuestas suyas como "vivo solo". Me sonrojé, y este hombre no tenía apariencia de homosexual.

Detuvo la entrevista, me llamo para sentarme a su lado y lo hice. Me pidió que me relajara, me acarició la espalda y con la otra mano aflojó su pantalón. Ya fue, era tiempo de dar placer. Me puse de rodillas e hice lo que tenía que hacer. En lugar de hacerle preguntas establecidas, estaba chupándole el pene a mi entrevistado de 60 años. Su pene era normal pero grueso, con el glande enorme, como sus testículos. Le hice garganta profunda, hasta que latió fuerte en mi boca y eyaculó bastante. Lo miré a los ojos abriendo la boca, mostrándole su semen, y lo tragué. Cuando volví de enjuagarme la boca (debía seguir con mi trabajo), me tocó la cola y puso un sobre en mi bolsillo de atrás. Le agradecí, sin saber lo que era, y proseguimos con las preguntas del formulario, pero en un clima de confianza pura. Al terminar la entrevista, intercambiamos teléfonos para posibles futuros encuentros. Sonrojado pero sonriendo, le agradecí mientras me abría la puerta. Mientras bajábamos en el ascensor me acarició el culo y me despidió.

(imagen representativa)

No iba a esperar jamás una situación así, por lo menos trabajando. Nos prometimos discreción porque ambos sabíamos el nombre real del otro, y muchos datos. Fue la primera vez que la chupé fuera del anonimato, con mi nombre y apellido en la credencial. Olvido a veces que los hombres quieren sexo todo el tiempo, y que no importa mucho el contexto. Al abrir el sobre que me dejó, había $100. Me gustó más la situación inesperada, la sorpresa... que la paga. Lo hice de favor, porque me gusta hacer ese tipo de favores. Hacía varios meses que no estaba con un hombre, y mi calentura se hizo notar enseguida. Seguí censando, con mucho más ánimo por hacer mi labor, pero me dejó intranquilo que mi aliento delatara que me fascina tenerla en la boca y tragármela.


Mirá qué bien que se ve el 3D desde acá...
La situación fue la siguiente.
Un amigo que conocí mediante el blog de 56 años (Sandroeldoc), me invitó a salir para conocernos ayer a la noche. Era medio tarde y yo no tenía muchas ganas, pero me mandó su foto por msn y me convenció enseguida. Pasó a buscarme por mi casa y fuimos a tomar un café, para después ir al cine. La idea era que yo eligiera la peli, y después ir a "otro lado" si había buena onda. Haciéndonos pasar por padre e hijo (no me gusta andar de la mano ni todas esas cosas que evidencian nuestra orientación sexual), entramos a ver Toy Story 3 en 3D, en una función de transnoche del cine de Unicenter. Nos ubicamos al fondo de la sala a la izquierda, en el rincón más apartado. Estaba bastante nervioso, esperando que termine la peli para poder ir a un hotel. Desde que se apagaron las luces y nos pusimos los lentes 3D, mi canoso compañero me abrazó. Estaba buena la historia de Woody y los demás juguetes que querían permanecer con su dueño, también estaban muy ricos los pochoclos y la gaseosa. Pero cuando me acarició la cabeza suavemente y empezó a jugar con mi pelo, entendí que las cosas se habían adelantado bastante. Levanté el apoyabrazos, me saqué los lentes y empecé a tocarle el bulto. Tenía un TERMO, sí, un termo enorme (en la foto se ve que tiene guardado un pene descomunal). Me incliné hacia la izquierda y se la chupé toda. Le hice un pete hasta que eyaculó en mi boca. Tragué su semen y me incorporé, ¡pero había perdido el hilo de la película! Me pidió que se la siga chupando porque había tomado Viagra. ¡¡¡SIIII!!! Después del primero, le hice dos más. Los últimos 15 minutos de la peli no entendí nada, pero la pasé muy bien.


Me gusta recordar el contraste de la inocencia de los juguetes de Toy Story 3, con mi actitud petera con un tipo que podría ser mi papá o un tío. Son las 7am y todavía siento el gustito de su leche en la boca (se la tragué las tres veces). Qué rica que era, por Dios! :P



Oral en público.
Esta es una de mis fantasías concretadas en este último año, por un muy buen maduro llamado Rodolfo que conocí por el Blog, y con el cual salíamos frecuentemente. Las aventuras que tuve quiero mencionarlas ya que me parecen fuera de lo que acostumbraba, ya que fue en un reconocido cine XXX de Buenos Aires, con bastante gente a nuestro alrededor. Siempre fui muy tímido, y me costó muchos años decidirme a cumplir esta fantasía.Le practiqué sexo oral (hasta el final) de rodillas en presencia de más de 15 personas observándonos.